Tres íntimos poemas
- Por Maria F. Infantas
- 13 may 2017
- 2 Min. de lectura
Los días de sol ya se fueron
El viento ya no corre como antes ya no están limpios los manantiales las nubes tapan las estrellas el sol y la luna se apenan los árboles se quedan sin hojas los pajaritos se quedan sin nidos supongo que mi cariño ya no es entretenido la soledad cada vez me acompaña más y yo pensé que los momentos de llorar se habían quedado atrás. Así, sin percatarme las maravillas me dejaron de hablar los pétalos rojos dejaron de acariciarme esa inmunidad que me protegía poco a poco se despedía al menos me sobra el tiempo y dinero me repito constantemente pero, ahora qué importa si los días de sol ya se fueron.
El mapa de tu cuerpo
Te veo me pongo los lentes para ver con nitidez cómo tu piel se eriza me besabas y yo a ti sentía la carne roja la mordía cerraba los ojos o los abría y te veía encontrándome en una utopía en cualquiera de los dos momentos recorriendo poco a poco cada centímetro el camino de tus largas escaleras llegando a la cueva que te hará gritar y a mí también abriré tus puertas para que las dos seamos libres libres de opinión libres de prejuicio libres de los que no nos conocen seremos solo tú y to Tengo en mi mente el mapa de tu cuerpo mi meta es aprender el lugar de cada lunar que habita en ti ellos son los puntos de constelación del universo más misterioso que he presenciado te contemplo te toco y vuelo vuelo porque te siento, y te agradezco una y otra vez por dejarme recorrer cada rincón desde las subidas y bajadas de tus colinas hasta las gotas de agua cristalina que caen de tu pecho. Tu voz entraba por mi oídos y me enterraban generaban furor después, tus movimientos los malditos no paraban sentía tu sudor rozar en mi tez marrón una fusión de cuerpos, de almas unión de dos seres Llegamos al clímax y desaparecemos en el proceso yo solo te amé a ti y tú a mí todo pasó mientras me aprendía el mapa de tu cuerpo.
Es una obligación hacerlo
Tú eres el escudo que me protege
al igual, tú eres la espada que atraviesa mi pecho que hace a mi alma sangrar y la hace cantar No te das cuenta, pero tú me has obsequiado todo el bien y tú eres todo el mal que me han hecho no lo quiero aceptar mi corazón lo manda a negar Pero, ¿qué puedo hacer? esa es la triste verdad y ahora solo deseo que los sentimientos cobardes que florecen en mí, por ti se vayan tal como tú lo hiciste porque ya no los quiero más Negar tu existencia por más que duela duela más que el desprecio de mi madre duela más que el callar de una revolución duela más que el exilio de mi persona negarte y ya no recordarte por más que no pueda y no quiera.
Entradas recientes
Ver todoHace prácticamente unos minutos decidí que iba a leer un poco de poesía. Ya a varias horas de sucedido el crepúsculo, sobre todo los...
Gracias por haberme llevado en tu vientre, por haberme tenido en tus brazos, Por haber sido mi Hada Madrina y seguirlo siendo, por...