Dos clásicos
- Helga Victoria
- 2 mar 2017
- 1 Min. de lectura
La repulsión de un escritor
Cuando se ama, se escribe
¿Dónde? Se escribe en tu ser, sin ver
¿Sin ver?, ¿qué?: Letra por doquier
Cuando se ama
Solo la pluma pronuncia melodía
En un verano de hoja de primavera
Y En un invierno lleno de sol en su rivera
Donde no llegara a ser primera
¿Por qué?
Porque el escritor siempre redactará un millón de estrellas
Que se encuentran bellas entre ellas
Promoviendo así fantásticas partiduras en versos y en encantos
Lleno de emocionantes relatos.
La sombra de tu boca
Como lo arpegios de la mañana
Me encuentro con mi lengua, buscando el encuentro de tu boca
Como si fuera el máximo placer, toco mi vientre
Lo que tu saliva dejo en el amanecer
Oh osado ser, que penetró la mínima imaginación de mis pies
¿Cómo así volví a nacer?
En esa boca mediática de tu adolecer
SÍ, sí , así fue que la sombra de tu boca me produjo estragos;
De demencia y promiscuidad en tu manantial carnal
Que sosegaba mi cumbre del punto g.
Oh, como así, mi valiente llegaste a detener
Ese encuentro de franqueza
Al decir: ya no mujer
Y la sombra de tu boca así se fue.
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